Wajima-nuri urushi
Hola a todos,
Este hilo nace de mi japonismo, término que designa a la fascinación por todo lo japonés.
En mi caso, fueron mis lecturas de la infancia las que me atrajeron a una cultura tan diferente, pero a veces, tan cercana a la nuestra.
Su arquitectura, su gastronomía, su arte, su carácter resiliente, su mitología, el sumo, sus castillos, la belleza mortal de sus armas... ¿quién no se siente conmovido por estos pescadores que luchan contra el mar enfurecido?
¿O quién no se siente atraído por esas casas tradicionales?
¿o por sus paisajes idílicos, como la Pagoda Chureito con el monte Fuji al fondo?
¿o sus famosos Torii? Aquí la subida al tempo Fushimi Inari, en Kyoto y el gran torii de Miyajima.
¿Y qué decir de sus castillos? Obras de arte a la par que arquitectura defensiva sin igual. Aquí, el Castillo de Matsumoto
Bien, podría seguir sin cansarme, pero creo que ya habéis captado la idea de que Japón es una tierra donde habita la Belleza.
Belleza que en nuestro caso se refleja en las plumas lacadas con urushi, siendo las principales marcas que lo tratan Namiki, Nakaya, Wancher, Platinum, Taccia y Pilot, aunque por supuesto, ninguna marca japonesa que se precie es capaz de resistirse a tener algún modelo lacado con urushi. El urushi, como sabéis, es una resina que se extrae de unos árboles de la familia de los Toxicodendrom. Esta resina es venenosa y causa dermatitis por contacto cuando está en estado líquido (a esta familia pertenece, por ejemplo, la hiedra venenosa). Una vez se ha endurecido, si este proceso pasa de una forma natural y lenta, el urushi pierde su toxicidad. El urushi es capaz de seguir endureciéndose en climas húmedos incluso durante 50 años, incrementando su resistencia natural más y más. Como sucede con todos los seres vivos, dentro de la familia Toxicodendrom hay varias especies de árboles capaces de producir urushi, siendo Toxicodendron vernicifluum el considerado de mejor calidad.
Este árbol crece especialmente bien en la península de Noto, que se encuentra ubicada al norte de la isla principal, Honshu:
¡Se han llegado a encontrar objetos lacados en japón de hasta 9000 años de antigüedad! Aunque la técnica tuvo un resurgir en el S. XVI, fruto del contacto con los artesanos chinos y coreanos que huían de las constantes guerras que asolaban la región.
Dentro de la península de Noto podemos encontrar paisajes de ensueño, como los llamados 1004 arrozales (Senmaida):
En la península de Noto encontramos también a Wajima, una población de casi 30.000 habitantes, que desde hace milenios vive de la pesca y de sus famosísimos objetos lacados, el urushi Wajima-nuri. Se dice que un tercio de la población vive de la industria del lacado.
Pero antes de seguir con los lacados, os presentaré a su vecino más famoso, tanto, que todos lo conocéis, aunque seguro que también os vais a llevar una sorpresa cuando sepáis quien es... se trata de Go Nagai, que os saluda afectuosamente:
Quizás conozcáis mejor a su creación... con todos ustedes, ¡el gran Mazinger Z, emocionado por haberse colado en un foro de estilográficas!
El museo de Mazinger, como sabrán los fans, se encuentra ubicado en Wajima.
En Wajima se vive de la pesca y del urushi. Aquí tenéis a Yoshie Minamidani, trabajando en su pescadería. Es una heroína como Mazinger y se merece estar en este artículo. Ya sabréis por qué.
Pero volvamos a Wajima. Una de sus atracciones principales es el mercado matinal, que lleva celebrándose más de 1000 años. Cuenta con más de 200 puestos y es uno de los 3 grandes mercados tradicionales que quedan en Japón. Se celebra en la calle principal de Wajima.
Otro de sus atractivos es la arquitectura de la zona, como este templo llamado Shogajukan soshi:
También podemos encontrar un museo dedicado a las linternas japonesas... tamaño Mazinger...
Como podéis ver, Wajima es una comunidad pequeña, pero muy atractiva.
¡¡Y aquí es donde nacen nuestras plumas lacadas con urushi!!
¿Cómo?
.El Hombre es la medida de todas las cosas
Volvamos a Wajima. Nos hemos dejado a sus felices habitantes disfrutando de sus festivales de linternas gigantes (kiriko), en su aislada e idílica península, en la que sin embargo, no es oro todo lo que reluce. En la propia Wajima, sin ir más lejos, la población se ha reducido casi a la mitad desde 1970, y en la cercana Noto, que da nombre a la península, las cosas no van mucho mejor: en los últimos 20 años se ha bajado de 25500 a 17500 habitantes. Sin duda, es una tierra dura, donde las oportunidades de prosperar escasean.
Parte 2: el lacado
En el foro hay excelentes hilos donde se detalla el proceso y las técnicas de lacado tradicionales. No pretendo competir con ellos pero sí dar nociones básicas al lector que por primera vez se enfrente al urushi.
El urushi es la savia del árbol Toxicodendron vernicifluum, que es recogida de mayo a junio, haciéndole unos cortes el árbol para que sangre. De cada árbol pueden extraerse alrededor de 250 ml de urushi. Y aunque la cosecha puede extenderse hasta septiembre, los últimos meses el árbol produce una resina de peor calidad.
El urushi, cuando se extrae, es transparente y extremadamente tóxico, pudiendo producir dermatitis por contacto con su principio activo, un aceite llamado urushiol. Os voy a ahorrar las fotos.
El urushi es extremadamente sensible a la luz ultravioleta, por lo que para evitar que se contaminara con el polvo y para protegerlo, era bastante habitual que se guardara en cajas selladas que se cargaban en barcazas que se estacionaban en mitad de lagunas.
El urushi recién cosechado es transparente o ligeramente marrón, por lo que para conseguir los colores tradicionales era mezclado con polvos de cinabrio (para el rojo) o con limaduras de óxido de hierro (para el negro). Como sabéis, el cinabrio es un mineral que está compuesto prácticamente por mercurio, lo que da una idea de lo tóxico que es.
Llegados a este punto, uno no puede sino preguntarse cómo puede ser que se les ocurriera mezclar dos sustancias tan tóxicas, cinabrio y urushi, y cómo el resultado final puede ser inocuo... en fin, sigamos.
El urushi, para ser usado, debe ser filtrado y limpiado de impurezas. Esto se hace tradicionalmente con estos ingeniosos tornos de torsión y a este proceso se le denomina refinado. Aquí podéis ver el taller de Taya Shikkiten, de Wajima. Son quienes lacan las plumas de Wancher, aunque la técnica es similar en prácticamente todos los artesanos que he visto:
Video completo:
A partir de aquí las técnicas usadas son distintas, según se desee hacer un simple lacado, un tamenuri, un maki-e... Yo os voy a describir el proceso tamenuri, aventurándome incluso a dar mis razones del por qué de esta técnica.
Básicamente, lacar una pieza consiste en aplicar capa sobre capa de urushi, dejando que cada capa endurezca antes de aplicar la siguiente. No uso el verbo secar porque es justo lo contrario a lo que sucede. El urushi absorve la humedad del ambiente, y junto con un poco de calor, la incorpora a su fórmula química. Eso consigue el efecto de que un objeto lacado brilla como si estuviera permanentemente mojado. Como he dicho antes, el proceso no para, y los objetos lacados siguen absorviendo humedad y endureciéndose década a década. Algo similar a lo que sucede con el hormigón romano, pero esa es otra historia.
Las estilográficas que se lacan generalmente son de ebonita. El proceso comienza aplicando una capa de urushi mezclado con pigmentos de color. Esto es importante para que sepáis luego distinguir por el nombre de qué color será una pluma. Por ejemplo:
Otros colores muy usados son heki, un verde azulado que a veces se puede confundir con el ao, toki, un color similar al rosa...
Este urushi de color es aplicado sobre toda la pieza y dejado endurecer, lo que puede tardar varios días en suceder. Para eso, se introduce en una cámara llamada furo, o urushi-buro, que debe proporcionar protección, temperatura y humedad, para que el proceso de curado pueda prosperar. Posteriormente, es lijado de forma suave y sobre él se empiezan a aplicar capa tras capa del color final que tendrá la pieza.
Normalmente, urushi transparente, urushi negro o con una tonalidad un poco más oscura que el color del fondo. Tras aplicar cada capa la pieza se deja reposar dentro del furo hasta que la capa ha curado. Teniendo en cuenta que algunas piezas pueden llevar hasta 20 capas, esto nos hace una idea del tiempo y el esfuerzo necesarios para poder realizar todo el proceso.
Pero, ¿qué es tamenuri? Ahora que ya sabéis como es el proceso, pensad en una piscina, donde numerosas capas de agua transparente nos permiten ver el color de los azulejos del fondo. Eso es tamenuri, que literalmente significa piscina de laca. Las capas transparentes aplicadas nos dejan ver con mayor o menor claridad el color del fondo. Que lo veamos mejor o más claro no significa que esté más lijado, sino que hay menos capas de urushi transparente.
El resultado final vuelve loco a los sentidos: os pongo piezas de Nakaya y Wancher, que son quienes bajo mi humilde opinión hacen los mejores tamenuri.
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