Las antiguallas son objetos, herramientas o recuerdos del pasado que han sobrevivido a lo largo del tiempo, cargados de historia y significado. A menudo, estos elementos son considerados relicarios de épocas pasadas y poseen un valor sentimental, cultural o incluso económico para quienes los conservan. Desde muebles antiguos, relojes de bolsillo, hasta utensilios de cocina que ya no se utilizan, las antiguallas son vestigios de una manera de vivir, de los avances tecnológicos, de las costumbres de generaciones anteriores.
Y desde luego los que sentimos una cierta sensibilidad por la escritura y las estilográficas también solemos tener alguno de esos pequeños tesoros, que nos evocan a un tiempo en que las cosas se hacían de otra forma.
El valor de las antiguallas radica no solo en su antigüedad, sino también en la historia que llevan consigo. Cada pieza es un testigo mudo de momentos cruciales en la vida de sus dueños o de su contexto social y económico. Por ejemplo, una vieja máquina de escribir puede evocar la era en la que la escritura manual era la norma antes de la digitalización, mientras que una cámara fotográfica de antaño puede contar historias de generaciones que usaban la fotografía como un arte o una herramienta de conservación de recuerdos.
Además, las antiguallas tienen un componente emocional muy fuerte. Para muchas personas, estos objetos representan la conexión con sus raíces familiares o culturales. Los abuelos pueden transmitir a sus nietos pequeños utensilios de cocina que alguna vez usaron, como si al conservarlos, también preservaran parte de su identidad o sus tradiciones.
En el ámbito del coleccionismo, las antiguallas tienen un gran valor, no solo por su edad, sino también por su rareza y condición. Los mercados de antigüedades están llenos de artículos que atraen a los curiosos, coleccionistas y expertos en historia, quienes buscan piezas únicas que puedan contar una historia o completar una colección.
Por otro lado, el resurgir de la tendencia del reciclaje y el uso de objetos de segunda mano también ha favorecido el aprecio por las antiguallas, ya que muchos consideran que darles una nueva vida no solo es una forma de preservar la historia, sino también una manera de cuidar el medio ambiente al reutilizar materiales en lugar de consumir nuevos.
En conclusión, las antiguallas son mucho más que simples objetos del pasado. Son piezas de la memoria colectiva, que nos conectan con nuestra historia y nos permiten reflexionar sobre cómo hemos evolucionado a lo largo de los años. A través de ellas, podemos no solo aprender sobre épocas pasadas, sino también apreciar las huellas que dejamos en el mundo.
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Placas de cristal al Cloro Bromuro De Plata
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La CNOPM - Sport tiene el privilegio junto a la Kine Exakta de ser la primera cámara de producción de formato 35mm.
Proviene de un prototipo llamado Gelveta, un diseño original, no como la Kine Exakta, que es una adaptación de una cámara ya existente. La Gelveta se fue construida por A. O. Gelgar entre 1934 y 1935, con una tirada de menos de 200 ejemplares.
El modelo alemán se habría adelantado a la Sport en su salida al mercado por la programación por parte de los soviéticos para que la Sport apareciera el día del 20 aniversario de uno de los días claves la revolución bolchevique, el 7 de noviembre de 1937. La Kine Exakta habría aparecido el año anterior, en 1936.
Entre 1937 y 1941, unas 20.000 cámaras Sport fueron producidas en la factoria GOMZ (Gosudarstvennyi Optiko-Mekhanicheskii Zavod) sita en la entonces llamada Leningrado, hoy San Petersburgo. La producción cesó en el 41 por causa de la guerra. Leningrado quedó arrasada, y la producción de la Sport nunca se retomó.
La Sport es una cámara reflex. Tiene una bayoneta propia, para la que sólo se desarrolló un único objetivo: el Industar 10 (un 50mm f3,5). La Sport tiene obturador de plano focal, con velocidades de 1/25 a 1/500 de segundo. Usaba unos "cassettes" especiales para la película y era capaz de hacer 50 fotos por "cassette". La película pasaba de un "cassette" a otro, por lo que se necesitaban dos simultaneamente.
El peso de la cámara era de unos 750 gramos, y las dimensiones de 133 ×103 ×68mm. Había disponible una funda de cuero.
Detalles de la misma (hoy curiosos, pero en su día posiblemente no):
Doble visor:
Rueda para correr la película, cargar la cámara y bajar el espejo (si no está cargada el espejo está arriba y no se ve nada por el visor superior. Cubriendo a esta el anillo de velocidades
El sistema para poner la película, aún no he averiguado como funciona
Curioso sistema de enganche de los objetivos
El anillo de distancias está en la cámara y no en el objetivo, además se aprecia un enganche que lo bloquea a 20 metros
En la cámara hay un resorte cuya misión es que el objetivo haga tope cuando se enfoca e impedir que se salga
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Meisterstück Montblanc Calligraphy 149 plumín flexible
La Montblanc Calligraphy 149 lleva un plumín de punto muy fino,
asimilable a un EF si se escribe sin presión, con un ancho de línea de
0,3 mm. Al aplicar presión se percibe rápidamente la flexibilidad de los
gavilanes y puede llegar a generar un trazo de hasta 1,4 mm de anchura
con garantías de continuidad. Según otras fuentes, a partir de 1,2 mm de
ancho pueden empezar a presentarse los problemas de carriles
(“railroads”) o de roce del alimentador con el papel, aunque esto
depende de la fluidez de la tinta empleada y del ángulo de escritura del
amanuense.
QUIERO VER
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